Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer.

viernes, 25 de octubre de 2013

Siente...



No hables. Incorpórate y no hagas nada más. Respira suave y casi sin que se perciba ni un solo sonido de tu boca, ni tan siquiera un leve soplo de aire. Ahora cierra los ojos y escucha. ¿Qué captas? Enumera en tu mente cada una de las cosas que eres capaz de sentir y, cuando estés seguro de que eso es cierto, grítaselas al viento y haz que se repartan por toda la habitación cada una de las sílabas que dijiste. ¿Notas como las lágrimas te caen de los ojos? Y ahora me preguntarás… ¿por qué me pasa esto? Pero sabes que no es necesario que responda; conoces perfectamente la razón de cada una de las lágrimas que cayeron…
Abre los ojos, levántate y asómate a la ventana. Es primavera. Las flores están vestidas de vivos colores, el cielo es de un azul intenso el verde esta mas verde y el ambiente tiene un suave toque veraniego. Cierra los ojos de nuevo e imagina el tacto y el aroma de los pétalos florales. ¿Puedes sentir cada uno de sus olores? ¿Y el tacto delicado que tienen? Dan la sensación de ser frágiles, pero desconocemos la fuerza que guardan en su interior.
Continúa con los ojos cerrados e imagina que eres un pájaro. Sí, tienes alas y eso significa que puedes volar. Ahora ábrelas y salta al vacío. Libertad. Esa es la palabra exacta ¿no crees? No temas, no vas a caer. Siente como el viento te sujeta para evitar que ocurra y déjate llevar. ¿Miedo? ¿Eso qué es? No tienes miedo. Eso se llama incertidumbre. ¿Dónde acabarás? ¿Cómo? Esas son preguntas que te haces diariamente sin necesidad de volar. Lo que quiero es que no pienses, solo haz una cosa: siente.




































Porque cada momento con vos es unico y asi quiero que sea siempre. Te amo







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